El 13 de noviembre de 1868 en París, a casi cuarenta años de su última ópera, muere Gioacchino Rossini, para decirlo sencillamente, uno de los operistas más gloriosos de la historia. Los invitamos a ver y escuchar por Federica von Stade el aria final de la ópera La Cenerentola, en una adaptación cinematográfica de Jean-Pierra Ponnelle, del año 1981, que contó con la conducción musical de Claudio Abbado.
Además, un 13 de noviembre de los siguientes años
1854 en Massachusetts, nace George Whitefield Chadwick, junto a Edward MacDowell, uno de los primeros compositores estadounidenses de real trascendencia.
1951 en Londres, lejos de su Moscú natal, muere Nikolai Medtner, compositor y pianista que, con sus innumerables composiciones para piano, se mantuvo como un fiel exponente del romanticismo, por fuera de todas las tendencias propias del siglo XX.
1973 en Darmstadt, muere Bruno Maderna, junto a Luciano Berio, el más importante compositor de la vanguardia italiana posterior a la Segunda Guerra Mundial.
1988 en Suiza, a los 82, fallece Antal Dorati, uno de los más extraordinarios directores del siglo XX que dejó un catálogo con más de 600 grabaciones, un número que sólo igualan Herbert Von Karajan y Neville Marriner.